lunes, 27 de febrero de 2012

Estudio sobre la impulsividad de los perros

Investigadores de Hungría han descubierto una relación inequívoca entre un polimorfismo repetido en el gen tirosina hidroxilasa (TH) y la impulsividad en las actividades realizadas por perros de la raza pastor alemán. La investigación, presentada en la revista PLoS ONE, se financió en parte mediante el proyecto LIREC («Vivir con robots y compañeros interactivos»), que ha recibido 8,2 millones de euros mediante el tema «Tecnologías de la información y la comunicación» (TIC) del Séptimo Programa Marco (7PM) de la Unión Europea.

Los procesos evolutivos que han contribuido a conformar los comportamientos humanos y caninos han sido similares y por ello es común estudiar al perro tratando de aprovechar su grado elevado de similitud con los humanos en un grupo de características funcionales del comportamiento. Por ejemplo, quienes se dedican a investigar el trasfondo genético de enfermedades humanas complejas relacionadas con el comportamiento pueden servirse de evaluaciones caninas. El pastor alemán es una raza común que se caracteriza por su capacidad de trabajo, por ejemplo como lazarillo y perro policía y para labores de vigilancia y protección. No obstante, también es una mascota excelente.

Expertos en la materia entienden que la impulsividad humana se opone a la diligencia, cimentada en el control de los impulsos, la autodisciplina y el sentido del deber. Estas características en los perros se relacionan con la «receptividad al entrenamiento» y se evalúan mediante distintas actividades como las que implican la recuperación de objetos. El estudio referido supone la primera ocasión en la que se comprueba la impulsividad de forma directa. En él, investigadores de las Universidades de Eötvös Loránd y Semmelweis (Hungría) prepararon una serie de pruebas fiables y válidas para medir la actividad y la impulsividad en perros. El equipo también identificó uno de los factores genéticos responsables de rasgos complejos.

En el estudio se evaluó el comportamiento de 104 perros mediante 2 herramientas. La primera fue una ya validada denominada ADHD RS (Escala de evaluación del déficit de atención y la hiperactividad) canina, mientras que la segunda, de nueva creación, se llama AIBS («Escala conductual de actividad e impulsividad»). La segunda herramienta incluye cuatro pruebas con las que se comprueba la consistencia interna, la fiabilidad interobservador y test-retest y la validez convergente.

«Investigamos si el rasgo de actividad e impulsividad en perros medido por sus dueños (ADHD RS) y las pruebas conductuales se ven modificadas por el polimorfismo del intrón 4 repetido en el TH recientemente descubierto», escriben los autores en su artículo. «En este polimorfismo repetido, una secuencia de 36 pares de bases de longitud en la región cuarta del intrón del gen TH se reitera una vez [se duplica] o no se reitera en absoluto.»

Los investigadores afirman que su estudio ofrece datos nuevos sobre una raza de perro popular empleada con fines profesionales y de compañía. Los descubrimientos también suponen una herramienta nueva para el diagnóstico de la hiperactividad canina. Los autores relatan en su artículo: «Estos resultados también podrían ser útiles en estudios humanos. No obstante, es necesario profundizar más en otros rasgos de la personalidad implicados en la actividad e impulsividad caninas y sus relaciones con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).»

La Leptospirosis en Perros y Gatos

¿Qué es la leptospirosis?

La leptospirosis es una enfermedad causada por una infección con la bacteria Leptospira. Estas bacterias pueden encontrarse en la tierra y en el agua, en cualquier parte del mundo. Existen muchas variedades de la bacteria Leptospira que pueden causar enfermedades.

¿En dónde se encuentra?

La leptospirosis es mayormente común en zonas con climas cálidos y altos índices de precipitaciones anuales, pero puede presentarse en cualquier lugar. La exposición al agua con movimiento lento o estancada es un gran factor de riesgo para contraer leptospirosis, aunque también puede contraerse del pasto seco y sombreado o en las orillas de ríos o lagos. En los Estados Unidos, los estados del suroeste parecen tener menor riesgo de leptospirosis. El mayor número de casos de leptospirosis se presenta a finales de verano y durante el otoño en los Estados Unidos, pero puede variar según la estación en diferentes partes del país.

¿Qué animales están en riesgo?

Los perros son los más afectados. La leptospirosis en gatos es muy rara y parece ser leve, aunque se sabe muy poco sobre la enfermedad en esta especie. En algunas partes de los Estados Unidos, donde la bacteria se propaga con facilidad en el ambiente, casi todos los perros están en riesgo de desarrollar leptospirosis, sin importar si viven en el campo, los suburbios o la ciudad. Cualquier perro puede resultar afectado, sin importar la edad, la raza o el sexo. Los factores comunes de riesgo de la leptospirosis en los perros que viven en los Estados Unidos incluyen:
• Exposición a ríos, lagos o arroyos, o beber de ellos;
• Deambular en propiedades rurales (debido a la exposición a animales salvajes, animales de granja o fuentes de agua posiblemente infectados);
• Exposición a animales salvajes o de granja, aún si se encuentran en los patios;
• Contacto con roedores u otros perros (como en áreas urbanas, parques para perros o instalaciones de trabajo donde haya varios perros).

¿Cómo se propaga?

Los perros pueden infectarse y desarrollar leptospirosis si sus membranas mucosas (o piel con una herida, como un corte o una raspadura) entran en contacto con orina infectada u objetos que estén contaminados con ésta como tierra, agua, alimentos o camas; a través de la mordedura de un animal infectado; al ingerir tejidos o animales muertos infectados; y raras veces a través de la reproducción. También puede transmitirse a los cachorros a través de la placenta.



¿Cuáles son los signos de la leptospirosis?

Los signos de la leptospirosis en los perros dependen de la variedad de la bacteria, la ubicación geográfica y la manera en que el sistema inmunológico del perro reacciona a la infección. Hay perros infectados que no muestran signos de enfermedad, algunos sufren de una enfermedad leve y transitoria y se recuperan espontáneamente, mientras que otros desarrollan una enfermedad muy grave y mueren. Los signos de la leptospirosis pueden ser nada específicos. Pueden incluir fiebre, escalofríos, entumecimiento muscular, renuencia al movimiento, sed incrementada, cambios en la frecuencia o en la cantidad de orina, deshidratación, vómitos, diarrea, pérdida del apetito, letargo, ictericia (piel y membranas mucosas amarillentas) o inflamación dolorosa dentro de los ojos. La enfermedad puede causar insuficiencia renal con o sin insuficiencia hepática. De vez en cuando, los perros pueden desarrollar graves enfermedades pulmonares y mostrar altos índices respiratorios (índice de respiraciones) y tener dificultad para respirar. La leptospirosis puede causar trastornos hemorrágicos, lo que puede causar vómitos, orina, heces o saliva con sangre; sangrados nasales; y encontrar puntos rojos (que pueden verse en las encías u otras membranas mucosas o en piel de color claro). Los perros afectados también pueden sufrir de inflamación en las piernas (a causa de la acumulación de líquidos) o líquido acumulado en exceso en su pecho o abdomen.

¿Cómo se diagnostica y se trata?

Se puede tener la sospecha de leptospirosis en base al historial de exposición y
los signos que el perro presente, pero muchos de estos signos también pueden verse con otras enfermedades. Además de un examen físico, su veterinario puede recomendar otras pruebas, como pruebas de sangre, pruebas de orina, radiografías (rayos x) y una prueba de ultrasonidos. Las pruebas que pueden usarse para ayudar a diagnosticar la leptospirosis incluyen pruebas de la producción de anticuerpos (realizadas en la sangre) y pruebas de ADN del organismo (realizadas en la sangre y en la orina).Generalmente las pruebas recomendadas están basadas en la gravedad de la enfermedad y los signos detectados. Generalmente la leptospirosis se trata con antibióticos y cuidados de soporte. Dependiendo de la gravedad de la enfermedad, los perros afectados pueden requerir terapia de líquidos y/o soporte nutricional. En casos extremos, podrían ser necesarias terapia de oxígeno, ventilación mecánica (apoyo para respiración), diálisis renal u otras medidas de cuidados intensivos. Cuando se trata de manera temprana y agresiva, las oportunidades de recuperación son buenas pero aún existe el riesgo de daños permanentes residuales en los riñones o el hígado. Conseguir una referencia temprana para diálisis renal, lo cual les da tiempo a los riñones para que se recuperen, puede salvarle la vida a un perro si la situación económica lo permite. Los perros con enfermedades respiratorias graves tienen menor posibilidad de recuperación, a pesar del tratamiento. De haber otros perros en el hogar, es posible que necesiten ser tratados por leptospirosis, aún si no parecen estar enfermos.

¿Las personas están en riesgo?

Sí. La leptospirosis es una enfermedad zoonótica, es decir, que se puede transmitir de los animales a las personas. La infección puede causar síntomas similares a los del resfrío, además de insuficiencia hepática o renal. En los Estados Unidos, la mayoría de los casos de leptospirosis humana resultan de actividades recreativas con agua. La infección a causar del contacto con una mascota infectada es mucho menos común, pero es posible.

¿Cómo se previene?

Actualmente existen vacunas que previenen de manera efectiva la leptospirosis y protegen a los perros por al menos 12 meses. Contrario a lo que se cree, es poco probable que estas vacunas causan reacciones adversas diferentes a las que causan otras vacunas comúnmente administradas. Se recomienda la vacunación anual para perros en riesgo. Al reducir la exposición de su perro a posibles fuentes de la bacteria Leptospira, se pueden reducir las posibilidades de infección. Esto puede incluir lo siguiente:
• Evitar que su perro beba o nade en ríos, lagos, estanques, zonas fangosas o aguas de movimiento lento o estancadas.
• Minimizar el contacto con la vida silvestre, animales de granja y roedores, incluyendo animales muertos.
Aunque un perro infectado presente un menor riesgo de infección para usted y su familia, sigue existiendo algo de riesgo. Si su perro ha sido diagnosticado con leptospirosis, tome las siguientes precauciones para protegerse:
• Administre antibióticos de manera apropiada según lo indique su veterinario;
• Evite el contacto con la orina de su perro;
• Use guantes al limpiar la orina;
• Si su perro orina en su casa, limpie inmediatamente el lugar con un desinfectante para el hogar;
• Entrene al perro para que orine lejos de aguas estancadas o de zonas donde personas u otros animales puedan tener acceso;
• Lávese las manos después de manipular a su mascota.
Si usted está enfermo o si tiene preguntas sobre la leptospirosis humana, consulte a su médico. En el caso de mujeres embarazadas o personas inmunocomprometidas (debido a medicamentos, tratamientos contra el cáncer, VIH u otras condiciones), consulte a su médico para saber qué hacer. Aunque este artículo brinda información básica sobre la leptospirosis, su veterinario es siempre la mejor fuente de información sobre salud. Consulte a su veterinario para mayor información sobre la leptospirosis y su prevención.