sábado, 18 de febrero de 2012

La Panleucopenia Felina

En el pasado, la panleucopenia felina (PF) era una de las causas principales de
muerte en los gatos. Hoy en día, es una enfermedad poco común, gracias en gran
parte a la disponibilidad y uso de vacunas muy efectivas.

¿Qué es la panleucopenia felina?


La panleucopenia felina (PF) es una enfermedad viral altamente contagiosa que se presenta en los gatos y es causada por el parvovirus felino. A lo largo de los años, la PF se le ha conocido con una variedad de nombres, incluyendo moquillo felino, enteritis felina infecciosa, fiebre felina o tifoidea felina. El moquillo felino no debería ser confundido con el moquillo canino – aunque sus nombres sean similares, son causados por virus distintos. Ya que el virus de la PF se encuentra en el ambiente, todos los gatitos y gatos adultos están virtualmente expuestos al virus en algún momento de sus vidas. La vacunación es extremadamente importante ya que los índices de enfermedad y muerte a causa de la PF son altos en gatos que no han sido vacunados. El parvovirus felino afecta y mata a las células que se dividen rápidamente, como las que se encuentran en la médula ósea, los intestinos y en los fetos en desarrollo. Por lo general, los gatos infectados presentan diarrea con sangre debido al daño en las células que cubren los intestinos. También desarrollan panleucopenia (escasez de todo tipo de glóbulos blancos), ya que la infección por parvovirus daña la médula ósea y los nódulos linfáticos. Los glóbulos blancos son necesarios para que el sistema inmunológico responda a la infección. También
puede presentarse una disminución de glóbulos rojos (una condición llamada anemia).
La reducción de glóbulos rojos y glóbulos blancos se conoce como pancitopenia.
Las personas no pueden desarrollar PF si entran en contacto con un gato infectado ya que el virus no afecta a los seres humanos.

¿Cómo puedo determinar si mi gato tiene PF?

Los síntomas de la PF pueden variar y ser muy similares a otras enfermedades como la
Salmonela o la infección por Campylobacter, pancreatitis, infección del virus de
inmunodeficiencia felina (VIF) o del virus de leucemia felina (VLF). Los gatos infectados pueden presentar síntomas similares a los que se presentan cuando un gato ha sido envenenado o ha tragado un objeto extraño.
Los primeros síntomas visibles que un dueño podría notar incluyen depresión generalizada, pérdida de apetito, fiebre alta, letargo, vómitos, fuerte diarrea, secreción nasal y deshidratación. Los gatos enfermos pueden sentarse frente a su tazón de agua por largos períodos sin tomar mucha agua. Normalmente, la enfermedad puede continuar por tres o cuatro días después de presentar fiebre por primera vez. En algunos gatos, la fiebre se presentará y se retirará durante la enfermedad y de manera abrupta caerá a niveles más bajos de lo normal poco antes de su muerte.
Los gatos son excelentes para disimular cuando están enfermos y en el momento en que éstos muestren los síntomas de la enfermedad, ésta ya se encontrará en una etapa muy avanzada. Por lo tanto, si nota conductas anormales o síntomas de alguna enfermedad, es importante llevar a su gato con un veterinario para que lo examine lo más pronto posible. Se puede sospechar de una panleucopenia felina en base a su historial de exposición con un gato infectado, falta de vacunación, y los síntomas visibles de la enfermedad. Cuando ese historial de exposición se combina con pruebas de sangre que muestren niveles muy reducidos de todo tipo de glóbulos blancos, es muy probable que la causa de la enfermedad del gato sea la PF. Se confirma la PF cuando se encuentra el parvovirus felino en las heces del gato, pero los resultados podrían ser falsamente positivos si el gato fue vacunado contra la PF de 5 a 12 días antes de la prueba.

¿Cómo se infectan los gatos con el virus que causa PF?

Los gatos pueden “verter” el virus en su orina, heces y secreciones nasales, y la infección se presenta cuando los gatos que sean susceptibles entren en contacto con sangre, orina, heces, secreciones nasales e incluso con pulgas de gatos infectados. Un gato infectado tiende a verter el virus en un período relativamente corto (1-2 días), pero el virus puede sobrevivir hasta un año en el ambiente, por lo que a menudo los gatos pueden infectarse sin necesidad de entrar en contacto directo con un gato infectado. Las camas, jaulas, tazones de comida y las manos y ropa de personas que entren en contacto con gatos infectados pueden albergar el virus y
transmitirlo a otros gatos. Por lo tanto, es muy importante aislar a los gatos infectados. Otro tipo de materiales utilizados en los gatos infectados no deberían ser utilizados ni permitir que entren en contacto con otros gatos, y las personas que manipulen gatos infectados deberían tener una higiene apropiada para evitar la propagación de la infección. El virus que causa la PF es difícil de destruir y es resistente a la mayoría de los desinfectantes. Lo ideal es que a los gatos que no han sido vacunados se les prohíba ingresar a áreas donde han estado gatos infectados, aún si dichas áreas ya han sido desinfectadas. Las gatas preñadas que se infecten con el virus y se enfermen (aún si no parecen estar gravemente enfermas) podrían abortar o dar a luz a gatitos con daños graves en el cerebelo, una parte del cerebro que coordina los nervios, músculos y huesos para llevar a cabo los
movimientos corporales. Estos gatitos nacen con un síndrome llamado ataxia felina, y sus movimientos están acompañados por fuertes temblores (sacudidas).
En la mayoría de los casos, una vez que un gato se recupere de la FP, éste no infectará a otros gatos a través del contacto directo, pero algunos gatos recuperados pueden seguir desechando el virus en sus heces y orina durante seis semanas.

¿Qué gatos son susceptibles a la PF?

Aunque los gatos pueden infectarse con el parvovirus felino que causa la PF a cualquier edad, los gatitos jóvenes, los gatos enfermos y los que no han sido vacunados son los más susceptibles. Es común la infección en gatos de 3-5 meses de edad; las muertes a causa de la PF son más comunes a esta edad.
El virus se ha visto en todo Estados Unidos y en la mayoría de los países del mundo. Al parecer, los criaderos, tiendas de mascotas, refugios para animales, colonias de gatos salvajes no vacunados y otras áreas donde hayan sido albergados grupos de gatos son los principales depósitos de la PF. Durante los meses cálidos, las áreas urbanas tienen mayor posibilidad de presenciar brotes de PF ya que los gatos tienden a entrar más en contacto con otros gatos.

¿Cómo se trata la PF?

Las probabilidades de recuperación de la PF en gatos infectados menores de ocho semanas de edad son muy pocas. Los gatos de más edad tienen mayores posibilidades de sobrevivir si se les brinda a tiempo un tratamiento adecuado. Ya que no existen medicamentos que sean capaces de matar al virus, la hospitalización y el tratamiento son críticos para cuidar la salud del gato y brindarle medicamento y líquidos hasta que su propio cuerpo y sistema inmunológico puedan combatir al virus. Sin dichos cuidados, más del 90% de los gatos con PF podrían morir. Una vez que el gato sea diagnosticado con PF, se requiere un tratamiento para contrarrestar la deshidratación, brindar nutrientes y evitar infecciones secundarias. Aunque los
antibióticos no matan al virus, por lo general son necesarios, ya que los gatos infectados tienen mayor riesgo de contraer infecciones bacterianas, esto se debe a que su sistema inmunológico no está funcionando en su totalidad (debido a la disminución de glóbulos blancos) y porque el virus daña los intestinos, lo que puede permitir que la bacteria que se encuentra en sus intestinos entre al flujo sanguíneo del gato y cause una infección. Si el gato sobrevive por cinco días, sus posibilidades de recuperación se incrementarán significativamente. Ya en casa, la zona donde permanecía el gato infectado debería estar cálida, libre de corrientes de aire y muy limpia. Es necesario un aislamiento estricto de los demás gatos
que pudiera haber en casa para evitar la propagación del virus. Otros gatos que pudieran haber tenido contacto con el gato infectado o con objetos o personas que tuvieron contacto con el gato enfermo, deberían ser monitoreados de manera cuidadosa para notar cualquier signo visible de la enfermedad. Tristemente, algunos gatos pueden perder la voluntad de vivir cuando se encuentran muy enfermos, por lo que es esencial acariciarlos frecuentemente, darles de comer con la mano y brindarles un buen cuidado para estimularlos a que sanen.

¿Cómo se puede evitar la PF?

Los gatos que sobreviven a una infección desarrollan cierta inmunidad que probablemente los protegerá por el resto de sus vidas. Los casos leves que pasan desapercibidos también producirán inmunidad contra futuras infecciones.
También es posible que los gatitos reciban inmunidad temporal por medio de la
transferencia de anticuerpos en el calostro - la primera leche producida por la madre. A esto se le conoce como “inmunidad pasiva”, y su duración para proteger a los gatitos de infecciones depende de los niveles de anticuerpos protectores producidos por la madre. Raramente llega a durar más de 12 semanas.

El dicho de “una onza de prevención vale una libra de cura” definitivamente encaja con la PF, es más efectivo prevenir una infección que tratar a un gato infectado. Hoy en día, existen vacunas que ofrecen la mejor protección contra las infecciones a causa del parvovirus felino. Las vacunas estimulan el cuerpo del gato para que produzca anticuerpos protectores.
Posteriormente, si el gato vacunado entra en contacto con un gato infectado o es expuesto al virus en el ambiente, su cuerpo posiblemente combatirá la infección gracias a esos mismos anticuerpos producidos en respuesta a la vacuna. La vacunación es igualmente importante para gatos que permanezcan estrictamente dentro de la casa así como para aquellos que estén dentro y fuera ya que el virus se encuentra en el ambiente. Las vacunas son efectivas para prevenir la PF pero no pueden tratar o curar a un gato sin vacunar una vez que se haya enfermado. Las vacunas deben suministrarse antes de que el gato sea expuesto e infectado. La mayoría de los gatitos jóvenes reciben su primera vacuna cuando tienen entre seis y ocho semanas de edad y las vacunas de seguimiento son suministradas hasta que el gatito cumpla las 16 semanas de edad. Los programas de vacunación para adultos varían con la edad y el peso del gato, así como el factor de riesgo de PF en la zona. Los dueños de los gatos deberían acudir con un veterinario y pedir consejo sobre un programa de vacunación apropiado para sus gatos.


Por: Erik Farina (Etólogo)

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